Cuando iniciamos algún emprendimiento o cuando estamos diseñando el proyecto de nuestro negocio, es normal que sea un proceso conectado con muchas emociones, que pueden ir desde el entusiasmo, el miedo, la expectativa, la ilusión, pasando por la tan temida ANSIEDAD.
No sé ustedes, pero yo (y Roberto, mi socio de vida, también) manejo constantemente sentimientos de ansiedad o preocupación por el futuro, que si bien no llego a considerarlo una patología, sí interfiere mucho en la manera cómo gestiono todos los aspectos de mi vida y hasta la fecha me resulta difícil, en ocasiones, disfrutar el presente por pensar en lo que puede pasar o peor aún, por pensar en lo peor que podría pasar.
Entonces, al iniciar algún proyecto laboral o personal, la ansiedad puede jugarnos una mala pasada, y hacer que nos apresuremos a tomar decisiones con la “cabeza caliente” sin llegar a tener un plan concreto y minuciosamente pensado, sólo por el apuro de no perder el cliente o de cobrar rápido y se podrían generar consecuencias a veces desagradables.
Cuando decidimos emprender, es importante, disfrutar el proceso que estamos viviendo, sentarse a elaborar planes, conversar muy bien los términos del servicio o producto que vamos a ofrecer, evaluar cada propuesta de los clientes y no dejarse llevar por la ansiedad de ver frutos rápidamente, lo cual obtendremos por la constancia y la pasión que le pongamos a nuestro bebé emprendimiento.
Entonces, si bien muchas veces sentir ansiedad es inevitable, tenemos que estar claros que por preocuparnos o apresurarnos, no vamos a conseguir nuestras metas, ya que bien reza el dicho “no por mucho madrugar, amanece más temprano”, así que la invitación es a disfrutar el emprendimiento y así como no podemos apurar a los niños a que quemen sus etapas de desarrollo, tampoco podemos emprender a toda velocidad sin planes concretos y decisiones bien pensadas.
UN EMPRENDIMIENTO ES UN PROCESO DE VARIAS ETAPAS…ENEMIGO DE LA ANSIEDAD